Sincronizando… ¿con qué?: "
Resulta curioso pensar cómo evolucionan las formas en las que utilizamos la tecnología, y en el significado real de algunos términos. Uno de ellos, usado y abusado, es el cloud computing, la famosa “nube”: interpretada como una evolución razonable para la computación corporativa, la transición de la que llevamos años hablando parece finalmente haber llegado mucho antes a la informática personal, a lo que hacemos en nuestra vida cotidiana.
¿Con qué sincronizas tu teléfono móvil? Posiblemente, los usuarios se dividan en tres grupos: en primer lugar, los que sencillamente no lo sincronizan con nada. Personas que introducen teléfonos en el terminal a mano, que en muchos casos los graban en el SIM, y que si cambian de terminal, siguen teniéndolos allí al cambiar el SIM, sin utilizar funciones avanzadas ni más datos de cada contacto que el teléfono. Si pierden el terminal, el problema es evidentemente mayor, dado que aunque existen servicios de respaldo de agenda ofrecidos por las operadoras, me sorprendería – aunque me encantaría equivocarme – que tuviesen un uso masivo entre este segmento de público.
En segundo lugar, los que sincronizan su teléfono móvil con un ordenador. De manera más o menos habitual, conectan el terminal al ordenador, y llevan a cabo una sincronización que incluye habitualmente contactos y otro tipo de información, tal como notas, agenda, tareas, etc. Es un perfil asociado al uso de smartphones, entre el que me he incluido de manera habitual durante bastantes años. La capacidad de sincronizar un terminal de manera habitual mediante un programa fácil de utilizar, e incluso de disponer de un “asistente para cambio de terminal” que se encarga de evitar que tengas que reinstalar aplicaciones, etc. lo hace sumamente sencillo.
Pero llegamos al tercer tipo, que supone una evolución curiosa del anterior: en algunos de los últimos terminales que he estado utilizando o probando de manera más o menos intensa (BlackBerry Torch, Motorola Defy y LG E900), en los dos últimos ni siquiera he llegado a conectarlos al ordenador. Y sin embargo, he podido utilizarlos sin que me faltase prácticamente nada de la información que necesitaba tener en ellos en cada momento. ¿La razón? La evolución de mis patrones de uso. Cada día más, mi agenda de contactos se encuentra entre Google, Facebook y LinkedIn. Mis notas están en Evernote, mis fotos en Flickr, mis vídeos en YouTube, etc. Y cada día ...
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