miércoles, 30 de mayo de 2012

¿Cuánto cuesta acampar en Silicon Valley?




























Pasar unos días instalado en un jardín por 22 euros la noche es una de las opciones más ecónomicas para alojarse en la meca de las nuevas tecnologías. Un paraíso inmobiliario en el que alquilar una vivienda de dos dormitorios se dispara hasta los 4.000 dólares.
Apartamentos, estudios, casas, habitaciones, moteles, jardines, garajes y hasta sofás. Todo vale para multitud de emprendedores que quieren vivir y aprender en Silicon Valley. Carlos de la Lama, fundador de Yabo.com –una aplicación que funciona como una alarma y detecta a personas que comparten aficiones, intereses o están buscando alquiler–, vivió durante tres meses en un garaje de una casa en la que ya se alojaban otros 15 emprendedores, y asegura que este tipo de situaciones se consideran normales en la meca de las empresas tecnológicas.
No es el único ejemplo ni el más disparatado. Según De la Lama, un amigo suyo que buscaba un alojamiento barato terminó quedándose en un motel por el que le cobraban 800 dólares (623 euros) al mes, donde compartía habitación con un sin techo esquizofrénico y un expresidiario enganchado al crack.
Panorama 'puntocom'
"Vivir en la bahía es una locura", comenta el creador de Yabo.com. Y no le falta razón. La resucitada fiebre del oro que vive la Costa Oeste americana ha convertido a San Francisco en un enclave esencial para cualquier emprendedor que quiera tener éxito con un proyecto relacionado con la innovación, la creatividad y la tecnología. El resultado: miles de aspirantes a empresario que llegan a Silicon Valley en busca de inversor y para aprender de los mejores necesitan un lugar donde dormir; y cientos de residentes que alquilan habitaciones y apartamentos como fórmula para aliviar gastos, para hacer negocio o, incluso, "para identificar talento y hacer networking", asegura De la Lama.
Este panorama se traduce en alquileres cada vez más altos porque la burbuja inmobiliaria se está inflando como ya lo hizo hace más de una década. Algunos de los residentes españoles más veteranos en la zona todavía recuerdan como fluía el dinero con la explosión de las puntocom. Gloria Nogales, directora de operaciones a nivel mundial en uno de los grupos de ventas y márketing de Intel, reside en San Francisco desde 1994 y recuerda que en 2000, en plena euforia tecnológica, "no era complicado conseguir una financiación de 10 millones de dólares para una nueva idea. Ahora se mira con lupa cada una de las propuestas y es muy difícil lograr una inyección de capital que llegue a un millón". Sin embargo, parece que regresa ese entusiasmo. La salida a bolsa de Facebook esta misma semana –por un precio de 104.000 millones de dólares– y la valoración de 1.000 millones de dólares por una firma como Instagram –una start up con doce empleados– ha despertado la burbuja. Emprendedores españoles como Miguel Ángel Díez Ferreira, fundador de RedKaraoke.es que vive en San Francisco, asegura que esa burbuja sólo afecta a un número limitado de empresas: "No es nada fácil entrar en ese grupo de privilegiados. La mayoría de las starts up acaban diluyéndose como azucarillos y sin novia que los quiera". Encontrar alojamiento a un precio aceptable es casi un imposible.
Alicia Saura, socia fundadora de San Francisco Recolate –empresa de personal español que ofrece servicios de traslado completos a individuos y familias internacionales que deciden dar el salto a San Francisco y Silicon Valley– asegura que con un presupuesto de entre 500 y 1.500 dólares al mes es complicado encontrar alojamiento. Optar por una casa de entre tres y cinco habitaciones con buenas prestaciones puede llegar a costar hasta 10.000 dólares (7.786 euros), aunque a este tipo de viviendas suelen acceder "empresarios que tienen previsto vivir aquí varios años". Eso sí, "cuanto más cara es la vivienda menos competencia hay. Sin embargo, el posible inquilino debe demostrar que dispone de suficientes fondos para hacer frente al pago del alquiler y a los gastos", añade Saura.
Pasar unos días acampado en un jardín por 22 dólares la noche y con derecho a wifi puede ser la alternativa más económica, aunque no la más cómoda. Los emprendedores que llevan tiempo en San Francisco han acuñado un nuevo concepto de casa compartida: Hacker house, viviendas en las que los inquilinos tienen su propia start up y comparten gastos. No obstante, como recuerda De la Lama, "no es fácil alquilar una, pues te piden un credit history, es decir, un historial de crédito positivo con el que demuestres que eres un buen pagador. Pero los extranjeros que vienen de nuevas no lo tienen por razones obvias. La única opción que tienen los que quieren alquilar una casa como ésta es relacionarse bien y conocer gente".
Alojamiento a medida
Hacer networking lleva tiempo. Un plazo en el que el emprendedor/empresario/inversor debe alojarse en algún lugar. Estas son algunas de las propuestas que lanza Alicia Saura. Aunque puede resultar tentador, no hay que centrarse sólo en el precio. Cada elección tiene ventajas e inconvenientes.
De 500 a 2.000 dólares. No hay muchas opciones de alquilar una habitación o apartamento por debajo de los 1.500 dólares. A partir de ese precio puede encontrarse un estudio o una vivienda de una habitación. Saura puntualiza que "suelen ser viejos y demasiado pequeños". Para un presupuesto tan reducido lo mejor es compartir casa. Se puede optar a habitaciones libres en domicilios particulares en páginas como Craig's list o Airbnb. Hay que preparse para ser entrevistado por los potenciales roommates. "Dependiendo de la casa y el lugar, puede haber varios candidatos a ocupar la habitación", advierte Saura. Es la opción más recomendable si se va pasar poco tiempo o si interesa hacer networking, aunque se cuente con un presupuesto más alto.
De 2.000 a 4.000 dólares. Puede conseguir un apartamento de una o dos habitaciones y hasta de tres, dependiendo de la zona. Si su intención es vivir sólo o con la familia, deberá competir con el resto de los candidatos. Hay más demanda que oferta, por eso es habitual tener entre cinco y seis candidaturas para un apartamento. "Que te guste la casa y tengas el dinero para pagarla no significa que te la vayan a dar a ti", dice Saura. Los extranjeros deben rellenar una solicitud (rent application) con todo tipo de información personal y financiera, además del número de la Seguridad Social, que sólo se consigue con un visado de trabajo –no vale el de turista ni el de estudiante–. También piden historial de sueldo, modelo de coche, referencias de otros caseros, etcétera. Todo esto pone en clara desventaja frente a otros candidatos estadounidenses.
Por otra parte, la mayoría de los alquileres requieren un año de contrato. Si se rompe antes de tiempo, el propietario se puede quedar con la fianza, que supone entre uno y dos meses de alquiler.
Si no sabe el tiempo que va a quedarse una alternativa son los apartamentos corporativos: los precios son altos, pero las condiciones de alquiler más flexibles. En San Francisco están los Gateway Apartaments.
De 4.000 a 10.000 dólares. Con este presupuesto puede acceder a una casa de tres y cinco habitaciones. Quienes optan por ello son los empresarios que vienen solos o con su familia, tienen un visado L1 o E1 y prevén vivir en San Francisco unos cuantos años. Además del alquiler, hay que sumar los gastos, que pueden variar entre los 200 y 600 dólares. Procure que el coste del alquiler no exceda el 35% de su sueldo, "por encima de ahí los caseros lo consideran un riesgo", concluye Saura.